Grupo 4: María Guilabert Moreno, Ainhoa Gutiérrez Pertusa, Gema López García, Paula Moñinos Vilaplana, Júlia Ravetllat Tarí y Mireia Román Mira.
Caso 4: IA y sesgos en la selección de recursos
Una maestra usa una plataforma de IA que recomienda ejercicios personalizados para cada estudiante según su nivel. Sin embargo, se da cuenta de que siempre sugiere actividades más fáciles a ciertos alumnos sin darles la oportunidad de mejorar.
🔹 Preguntas de reflexión:
¿Cómo puede la IA reforzar estereotipos o desigualdades en el aprendizaje?
Si la inteligencia artificial observa que un grupo de estudiantes tienen dificultades en ciertos campos del aprendizaje, podría decidir darles tareas más fáciles todo el tiempo, lo que puede impedir que mejoren y queden atrás. Tampoco toma en cuenta el contexto individual de cada estudiante, como la falta de recursos tecnológicos o ayuda para estudiar en casa, y los trata a todos por igual, por lo que no adapta la actividad a sus necesidades, intereses… Si la IA, habiendo interpretado la información proporcionada, tiene expectativas bajas de un/a estudiante, no le dará desafíos más difíciles, lo que impedirá su mejora y confirmará su prejuicio. Por último, si toma decisiones sobre quién merece oportunidades basándose en datos erróneos o injustos, algunos niños/as nunca recibirán el apoyo necesario para avanzar. Teniendo en cuenta que la IA se basa exclusivamente en datos parametrizables. Mientras que en educación, se requiere también de una interacción con el conocimiento particular de la situación académica de cada alumno/a y su consecuente evolución.
¿Cómo debería el docente supervisar y corregir este tipo de situaciones?
Deberá leer previamente las recomendaciones y actividades que quiera aplicar la IA y deberá ajustarlo a la situación real de su clase. Es por ello que será importante tener en cuenta las necesidades, niveles y diferencias del alumnado. Para que así se combine la inteligencia artificial con su criterio profesional como docente, asegurándose de que estas se ajusten al alumnado y en todos los casos se fomente el aprendizaje y se les dé la oportunidad de mejorar. Además, la IA permite realizar ajustes sobre las actividades ya recomendadas para una mejor aplicación en el aula, favoreciendo una retroalimentación. El/la docente deberá actuar como elemento regulador, teniendo en cuenta de forma activa la respuesta académica de cada niño o niña, y en el caso de ser necesario modificar las adaptaciones propuestas inicialmente para conseguir una adecuación satisfactoria y ajustada al potencial del alumnado.